sábado, 30 de noviembre de 2013

Crecer

Llega un día en el que te despiertas y ya nada es como antes.
Llega un día en el que te das cuenta del porqué de todos tus errores del pasado.
Llega un día en el que ya no quieres seguir dando palos de ciego.
Ese día entiendes que necesitas ayuda.

Y sales, sales en busca de una verdad que te cambie la vida.

Yo ya he encontrado mi verdad. ¿Y tú?


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domingo, 17 de noviembre de 2013

El chico con un Algo


Esta historia la escribí cuando cumplí 19 años, espero que la disfrutéis mucho.



Él no necesitaba ser el más guapo para llevárselas a todas de calle.


Era normal, dos ojos, una nariz y una boca.
Más alto de lo que parecía a primera vista.
Más bien guapo.
Le gustaba el café a mediodía pero no antes.
Inteligente, ingenioso, pero no un genio.
Sencillamente normal.

Pero tenía Algo.
Un Algo mágico que hacía que las miradas de ellas se posaran en él.

Solía quedar con chicas guapas, listas y divertidas.
Se divertían, hablaban, empezaban a conocerse... y si a él le atraían, usaba su Algo.
A veces volvían a quedar, otras simplemente, seguían siendo amigos.

Algunos podrían equivocarse y creer que el quería una sola noche con ellas. No era así.

Pero tampoco era capaz de elegir una.
Veía miles de defectos a cada una, o más bien uno solo que valía por mil.

Vanesa era una niña de papi y no era capaz de romper una norma.
Alicia tenía una risa irritante y era difícil soportarlo.
Elena se llevaba demasiado bien con su ex, y sospechaba que estaba colgada de él aun.
Nadia no paraba de hablar de si misma y de sus problemas.
Fanny se arreglaba tanto que parecía un árbol de navidad.

Y así una innumerable lista de chicas defectuosas.

Algunas se olvidaban, otras no dejaban de darle vueltas a qué podía ser lo que había fallado.
Pero el problema no estaba en ellas realmente. Estaba en él.

Tenía miedo. Él temía escoger a una y darse cuenta de que no era la indicada.

Entonces llegó Sandra.
Preciosa, pelirroja de ojos grandes y verdes.
Justamente la altura perfecta.
Lista, graciosa, trabajadora, fiel...
Nunca le olía el aliento y andaba con tacones como si hubiese nacido con ellos.
No necesitaba apenas maquillaje y no era apenas celosa.

Era todo lo que la mayoría de los chicos podrían desear.
Él decidió que ella era la chica ideal.
Usó su algo y empezaron a salir.

Los meses pasaban y la gente envidiaba la bonita pareja que formaban.
Pero ellos... no sentían nada.
Sus besos eran de cartón y los elogios estaban vacíos.
Mientras Sandra le miraba estaba pensando en el siguiente examen de física que tenía.
Cuando él la miraba en cambio, solo veía una chica de tantas, nada que le molestase... pero tampoco había chispa.

No había nada.

Las horas no se les hacían largas cuando no se veían, y acabaron por cortar para ser amigos.

Pasó el tiempo.
Él se encontraró con una de tantas que al final se habían quedado en nada.
Miriam se llamaba.

La descartó en su momento porque pasaron juntos al lado de una vitrina y la imágen de la pareja que había reflejada, no le gustó.
Medían lo mismo y sus ropas no conjuntaban.

Una soberana tontería, ¿verdad?

Ella le saludó con un abrazo, hacía al menos un año que no se veían.
Fueron a tomar un café, poco antes de las 9 de la mañana.

Él pidió un cortado y ella un café con leche condensada.
En medio de las risas Miriam derramó la mitad de su taza encima de la camisa que él llevaba de la tintorería.
Entonces se echaron a reír aun más fuerte, con ganas.
El camarero les echó la bronca y ellos resistieron la risa hasta que salieron del bar.
Cuando perdieron al camarero de vista, se dirigieron una mirada.
Una sola mirada cómplice que les hizo estallar en risas de nuevo.
Ella se acercó a limpiar la mancha que había dejado el café.

De algún modo, acabaron en casa de Miriam, abrazandose, rogando en silencio no tener que separarse.

El resto de la historia es difícil de contar, pero no hay duda de que esas horas con Miriam, por mucho que fuese algo alta y patosa para él, fueron más especiales que toda su relación entera con Sandra.

Solo una historia más entre tantas.
Pero creo que tú, que lo has leído, también sabes de lo que hablo.

(Esta es una historia mia, para quien quiera leerla, acepto críticas, consejos y simplemente un "vaya, pues me ha gustado")


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