En las películas, una lágrima, una sola lágrima llena de sentimientos, es capaz de curar la peor de las heridas. Hacer volver a alguien a la vida. Lo que sea.
Pero esto es la realidad.
Una lágrima, por mucho sentimiento que lleve, no va a acabar con los errores, no hará renacer la tierra ni curará heridas.
Aún así, si una lágrima te puede hacer sentir mejor, desahógate, llora.
Deja que la herida escueza y no finjas que no la tienes, seguirá ahí por mucho que la ignores.
Aunque no lo entiendas, no llorar sería un error.
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