Es imposible y lo sabes.
Solo un sueño.
Una posibilidad entre mil millones.
Vamos, casi más fácil ganar la lotería.
Pero lo intentas.
Vas a por ello.
Todos lo hacemos.
Todos escogemos imposibles y los seguimos hasta el fin de lo imposible.
Porque por suerte o por desgracia, la esperanza es lo último que se pierde.
Y ese tipo de sueños no se van por mucho que se lo supliques.
Se quedan y te repiquetean en la cabeza, te impiden caer en el olvido.
Sólo puedes agotarte intentándolo.
Encontrar un nuevo sueño que esté al alcance de nuestras manos.
O lograrlo.
Valiente estupidez esto de intentar cosas imposibles, ¿no?
No hay comentarios:
Publicar un comentario