Imagínate un mundo sin mentiras.
En el que nacieses, y cuando empezases a aprender cosas y a hacer preguntas te dijesen la verdad.
Una verdad que, por descontado, no entenderías (al menos al principio)
Habría libertad de preguntar lo que quisieses y sabrías que te responderían la verdad.
¿Cómo funcionaría?
Con unos conocimientos muy elevados de las cosas y una conciencia global sobre la verdad.
Los políticos dirían la verdad sobre sus actos y los criminales estarían en la cárcel.
Esto se sostendría gracias a una especie de Ley del Karma, pero directa.
Si haces cosas malas, te pasarán cosas malas, así que debes hacer cosas buenas.
El único modo de ocultar la verdad sería por omisión.
Y esto sería extremadamente difícil dado que a las personas les gusta demasiado contar sus secretos.
Además, es posible que de tantas verdades escuchadas, no quedasen prejuicios.
Sería mucho más complicado que esto, pero es para que os hagáis una idea.
¿Sería difícil o imposible?
Por mucha conciencia global que haya, las personas no solo tenemos la Razón, sino tenemos sentimientos incontrolables e instintos.
Por ejemplo, un hombre que por sus circunstancias haya nacido feo y algo tonto, a lo largo de su vida sufriría por conocer sus limitaciones. Y quizás se volviese una persona amargada.
Pero todo ser humano tiene en sus instintos el deseo de tener compañía e incluso de encontrar el amor.
¿Sería fácil encontrar amigos o amor para una persona amargada, fea, tonta y que encima tendría que decirle la verdad a sus amigos o pareja y su pareja soportar su verdad?
Quizás lo único que sucede es que es un concepto demasiado amplio para entenderlo, pero en este mundo en el que nadie lo sabe todo y cada persona es distinta y única, a veces, por no saber explicarnos necesitamos mentir.
Pero cuanto más nos acerquemos a las utopías, más cerca estaremos de entenderlas.
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