viernes, 13 de enero de 2017

Seize the day

Podría ser mañana, en una semana. O dentro de uno, diez, cincuenta años.
Ahora mismo, incluso.

Tú no lo controlas.

Podría ser mientras duermes y no darte cuenta, o ser totalmente consciente de ello.
Podría ser de millones de formas. Quizás duela, tal vez no.

Si lo miras desde fuera, no es para tanto. Eres uno entre millones.
Una mota más de polvo estelar.

Con suerte, lo notarán unos pocos, y el mundo seguirá avanzando, imperturbable.

Puede que haya algo después. O puede que no.
Seguro que tienes tu teoría, sí, pero no lo sabes con certeza.

Después de todo, ¿qué sabes con certeza?

¿Existirá algo que sea para siempre?
Las cosas que tenemos gradualmente desaparecen.
El pasado está borroso, el futuro es incierto.

Aunque llegue mañana, tú ya no serás el mismo tú de hoy.

Y entonces, ¿qué nos queda?
¿Hay algo que nos pertenezca?

Lo hay. Hay una cosa que nos pertenece.

Este momento.

Todo lo que tenemos, todo lo que somos ahora mismo. Lo que pensamos, lo que hacemos, lo que sentimos.
Hoy nos pertenecemos.



Este momento es nuestro.
Para siempre.
Infinito.

Aunque mañana tú no seas tú, y yo no sea yo, 
ahora somos nosotros, y este es nuestro momento.



Aprovecha el día 
o muere arrepintiéndote del tiempo perdido.
Me siento vacío y frío sin ti aquí, 
demasiada gente por la que sufrir.


Veo mi visión quemándose, 
siento que mis recuerdos se desvanecen con el tiempo.
Pero soy demasiado joven para preocuparme.
Estas calles que transitamos,
sufrirán nuestro mismo pasado perdido.


Te encontré aquí, que por favor quédate un rato,
puedo seguir adelante contigo alrededor. 
Te entrego mi vida mortal, pero, ¿será para siempre? 
Yo haría cualquier cosa por una sonrisa, 
sosteniéndote hasta que el tiempo acabe.
Los dos sabemos que llegará el día, 
pero no quiero dejarte.


Veo mi visión quemándose, 
siento que mis recuerdos se desvanecen con el tiempo.
Pero soy demasiado joven para preocuparme.
Una melodía, un recuerdo, 
o simplemente una imagen.

Aprovecha el día 
o muere arrepintiéndote del tiempo perdido.
Me siento vacío y frío sin ti aquí, 
demasiada gente por la que sufrir.

Las vidas de los recién nacidos 
nos sustituirán a todos nosotros, 
el cambio de esta fábula en la que vivimos .
Ya no seremos necesarios aquí,
así que ¿a dónde deberíamos ir? 

¿Va a emprender un viaje esta noche,
me siguen allá de las paredes 
de la muerte? 
Pero, muchacha, ¿qué pasa si no hay vida eterna? 

Veo mi visión quemándose, 
siento que mis recuerdos se desvanecen con el tiempo.
Pero soy demasiado joven para preocuparme.
Una melodía, un recuerdo, 
o simplemente una imagen.

Aprovecha el día 
o muere arrepintiéndote del tiempo perdido.
Me siento vacío y frío sin ti aquí, 
demasiada gente por la que sufrir.
Senderos en la vida, 
las cuestiones de nuestra existencia aquí, 
no quiero morir solo sin ti aquí. 
Por favor, dime que lo que tenemos es real,

Así que, ¿qué pasa si no te tengo, 
o beso tus labios otra vez? 
No quiero dejarte nunca a ti
ni dejar de ver nuestros recuerdos. 
Te suplico que no me dejes.

Aprovecha el día 
o muere arrepintiéndote del tiempo perdido.
Me siento vacío y frío sin ti aquí, 
demasiada gente por la que sufrir.
Senderos en la vida, 
las cuestiones de nuestra existencia aquí, 
no quiero morir solo sin ti aquí. 
Por favor, dime que lo que tenemos es real,

Silencio. Me perdiste, no hay oportunidad para un día más.
Estoy aquí solo.
Alejándome de ti, sin oportunidad de volver a casa.





PD: sí, he traducido la canción entera como yo la entiendo.
Leer más...

sábado, 7 de enero de 2017

La paradoja del amor propio

Hace tiempo, yo era una adolescente enamoradiza.
Me encantaban las novelas de adolescentes, las canciones de amor y las comedias románticas.
Soñaba con vivir mi propia aventura amorosa y creía que era imposible que alguien se enamorase así de mi.
Era una cursi.

Estaba enamorada del amor. 
Típica adolescente,¿no?


Pero crecí, estuve con chicos, sufrí y me desencanté del amor. Lo odié.
Darlo todo y acabar con el corazón roto. O que te den todo y no ser capaz de corresponder.
Las noches en vela.
Las rupturas.
La presión en el estómago.
El desequilibrio.

Me horrorizó darme cuenta de que necesitaba estar con alguien para ser feliz o que alguien me pudiese necesitar a mi.
No quería depender de alguien que lo mismo un día me quería y al día siguiente me había olvidado.

Deseé que me bastase con mi amor propio.
Quise ser totalmente independiente, ser feliz estando sola.
Renegué del amor ajeno.


En consecuencia, busqué amarme a mi misma por todos los medios.
Y no era tan simple.

Tenía y tengo aún defectos.
Me miraba al espejo y no siempre me gustaba lo que veía.
Algunos días era genial y otros me sentía en la mierda.

Con el tiempo aprendí a mirar más lo bello de mi y menos lo más feo.

Pero aún así amarme a mi misma era complicado.
Por mucho que no quieras verlas las cosas malas estas siguen ahí. Y decir que lo aceptas es muy fácil, hacerlo en cambio...

Me obsesioné con ser perfecta sin darme cuenta.
Traté de eliminar mis defectos y aumentar mis virtudes para poder amarme. Para poder sentirme segura.

Es evidente que no tenía ni idea de en qué consiste la seguridad.

Y, entre otros muchos "defectos" que suprimí, estaba la yo enamoradiza, cursi y vulnerable.
Por supuesto, seguía estando ahí, pero era una parte de la que me avergonzaba y que trataba de tapar bajo capas de indiferencia.
Es más fácil que no te hagan daño cuando las cosas no te importan.


Parecía que tenía más controlada la situación. Me sentía menos vulnerable.
Pero en realidad no era así.

No era yo misma.
No estaba segura.
Y desde luego, no me quería de verdad.

Simplemente me conformaba con un lugar cómodo, pero ese lugar no era el lugar donde yo quería estar realmente.

Durante ese tiempo, seguía saliendo con chicos, pero me reservaba mis sentimientos y el amor se convirtió en un juego de estrategia. Podía soñar cosas, podía esperar cosas, pero jamás se me habría ocurrido admitirlas, ni mucho menos pedirlas.

Estaba equivocada.

No puedes amar a alguien que no existe.
No puedo amar a una yo perfecta.


Es curiosa la forma en la que me llegó este descubrimiento: sólo necesité ver a personas a las que yo amo siendo incapaces de amarse por no ser perfectas.

Si yo podía amarlas con sus imperfecciones, ¿por qué no iba a poder hacer lo mismo conmigo?

Ahí me topé con mi verdad: para amarme a mi misma, tenía que aceptar que yo amo a otras personas, incluso cuando esto me hace vulnerable.

Que deseo, que siento, que sufro.

La gran paradoja del amor propio: amarse a si mismo consiste en amar las cosas que amas, odiar las que odias y aceptar(te)lo.

No olvides que las cosas que sientes son parte de ti.



Si te tienen que querer, te querrán.
Si no eres tú mismo, nunca lo sabrás.
Leer más...