viernes, 17 de julio de 2015

Tú lo vales

Como ya sabréis, los que conozcáis este blog, reflexiono mucho, y sobretodo, reflexiono sobre el Amor. Y en mi regreso, no iba a ser menos.

Se dice que hay dos emociones básicas de las que surgen o derivan todo el resto.
Estas dos emociones son el Amor y el Miedo.

Del Miedo, surge la ira, la tristeza, el rechazo, la envidia, el odio... en general, las emociones negativas.
El Amor es más complicado, pues no hay un consenso claro sobre qué es el Amor.

Tendría sentido que si el Miedo produce emociones negativas, el Amor produzca positivas.

Pero no suele ser así de fácil.
"¿Y por qué?"
Porque hay un error de concepto: confundir las Emociones con los Sentimientos.

Los Sentimientos y las Emociones no son lo mismo, pues los Sentimientos son más duraderos, pero las Emociones, aunque más cortas, son más intensas.

Os voy a poner un ejemplo: "María y Jorge se ven por primera vez. Se gustan. Comienzan a hablar, se gustan mucho, y después de unos días, deciden ponerse a salir, convencidos de que se han enamorado. Pero comienza a pasar el tiempo y María se deshincha, y "ya no quiere" a Jorge. Le deja y él está destrozado, la quiere más que nunca"

Seguro que os suena esta historia. Y más de uno habrá preguntado "¿Por qué María ya no quiere a Jorge?"

La respuesta es simple: porque nunca le ha querido.
Lo que María y Jorge sentían eran Emociones, no Sentimientos. Eran algo pasajero.
Y es que ninguno de los dos se conocían lo suficiente para enamorarse. No sabían lo suficiente el uno del otro.

"Pero Mir, espera un momento, ¿y entonces por qué Jorge sigue queriendo a María?"

No la quiere. Lo que a Jorge le sucede es que, al ser María la primera en darse cuenta de ese detalle y rechazarle, a él le ha pasado algo muy habitual: se ha colgado de ella.

Y es que el Amor es como un balancín en el que dos niños se encuentran jugando. Es divertido jugar dos, pero si uno se va de golpe, deja al otro colgado.


Quizás la lección sea "Antes de subirte al balancín, conoce a la persona lo suficiente para saber si va dejarte tirado a la primera de cambio" y para saber que tú no vas a dejarla tirada.

"¿Y cómo puedo conocer bien a alguien y saber si merece la pena?"

Recordando siempre que TÚ LO VALES.
Mereces a alguien que te respete. Mereces tener lo que quieres de otra persona.
Y si conoces a alguien y te gusta, pero no te puede dar lo que necesitas, deberías pensar si merece la pena.
Porque en este balancín, tu amor tiene que pesar lo mismo que el suyo para que funcione.

Y aunque aprender la lección a veces requiera tropezar mil veces con la misma piedra, lo que no te mata te hace más fuerte y mañana aprenderás.

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