La vida es un sueño, un beso al atardecer.
La eternidad en cambio es la nostalgia, la melancolía.
Aún sabiendo que el precio por vivir es saber que morirás y sentir pena al saber que no podrás hacer todo lo que quisieras haber hecho, atormentarse por cada error cometido, deseo vivir más aún y aprender a ser feliz con el peso de mis acciones.
Pues cada momento no me lo podrá quitar ni nada ni nadie, ni siquiera la muerte.
Y si tengo que equivocarme, volveré a hacerlo una y otra vez.
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