Y cuando estás bien contigo mismo, cuando empiezas a aceptarte tal y como eres, y eres feliz, empiezas a sentir la necesidad de ayudar a alguien.
Coge la mano del que esté triste, abraza a los desconsolados, llora si lo necesitas, pero no olvides lo mucho que valen los sentimientos, pues mueven el mundo.
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